De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año cerca de 727 mil personas mueren por suicidio, situándolo como una de las principales causas de muerte en la juventud. En 2021 fue la tercera causa de fallecimiento en jóvenes de 15 a 29 años a nivel global y, en Chile, ocupa el segundo lugar en ese mismo rango etario. Aunque suele asociarse a países desarrollados, el 73% de los suicidios ocurren en naciones de ingresos bajos y medios. La Dra. María Fernanda Vidal, académica de la Universidad de Antofagasta y psiquiatra del Hospital Clínico Universitario, explica que “la conducta suicida es la expresión de un profundo malestar, donde la persona percibe que terminar con su vida es la única salida”. Entre los principales factores de riesgo menciona depresión, ansiedad, consumo problemático de drogas, ausencia de redes de apoyo, acoso escolar, problemas económicos o enfermedades crónicas. Respecto a las señales de alerta, subraya cambios de conducta, expresiones de desesperanza, intentos previos, aislamiento social o despedidas inusuales. “Toda manifestación de querer morir debe tomarse en serio, incluso cuando parece un llamado de atención”, enfatiza. Para la especialista, la prevención requiere un trabajo conjunto de familia, escuelas, universidades, trabajo y medios. En Chile existen herramientas como la línea telefónica 4141 y programas nacionales de intervención. No obstante, advierte la falta de especialistas en regiones, destacando el rol de la UA en la formación de psiquiatras y en la atención de pacientes en su hospital clínico. “La detección temprana y la acción oportuna salvan vidas. Prevenir el suicidio es tarea de toda la sociedad”, concluye la Dra. Vidal.
Usar protector solar a diario es y seguirá siendo la medida más eficaz para cuidar nuestra piel del envejecimiento prematuro, las manchas y las enfermedades asociadas a la sobreexposición de radiación UV. Sin embargo, en los últimos años la dermatología ha comenzado a mirar más allá de la aplicación tópica y ha incorporado un nuevo aliado,que no reemplaza la fotoprotección pero si la potencia: la fotoprotección oral, un concepto que busca reforzar las defensas de la piel desde el interior. Se trata de suplementos antioxidantes que actúan desde el interior del organismo, reforzando la capacidad natural de la piel para defenderse frente a los factores externos, como la radiación UV, que aumentan drásticamente la producción de radicales libres, moléculas inestables producidas naturalmente en nuestro cuerpo que pueden causar daño oxidativo a nuestras células, acelerando el envejecimiento y aumentando el riesgo de enfermedades. Los radicales libres y el estrés oxidativo: un enemigo silencioso Cuando factores externos, como la sobreexposición al sol, la contaminación, el cigarro y el alcohol, generan un exceso de radicales libres en nuestro cuerpo y los antioxidantes naturales no pueden contrarrestarlos aparece el llamado estrés oxidativo, desequilibrio que daña células y tejidos. Este daño se asocia con el deterioro de la piel, inflamación crónica, cáncer y diversas enfermedades. Para combatir este daño, nuestro organismo produce superóxido dismutasa (SOD), una enzima antioxidante vital que protege a las células. El problema surge cuando el estrés oxidativo supera la capacidad de defensa del cuerpo y no producimos suficiente de esta enzima, dejando la piel más expuesta. En este escenario, GliSODin se ha posicionado como un referente: un suplemento que contiene SOD y ayuda a neutralizar los radicales libres, principales responsables del daño celular ocasionado por la exposición a los rayos UV. “ Una molécula de SOD puede neutralizar hasta un millón de radicales libres, mientras que una molécula de vitamina C solo actúa frente a uno. Esa diferencia explica su potencia y por qué hoy se considera un complemento tan interesante en dermatología”, explica la dermatóloga [vocera]. GliSODin: un refuerzo desde el interior Mientras el fotoprotector protege de forma externa, GliSODin complementa esa defensa desde dentro, ayudando a que la piel se mantenga más fuerte y saludable frente a la radiación. “Al tratar la piel desde adentro hacia afuera, apoyamos su estructura y función natural, lo que se traduce en mejores resultados y más duraderos en los tratamientos dermatológicos”, destaca la Dra. Doris Day dermatóloga certificada por La Junta Dermatológica de Nueva York. Así como la Dra. Day, muchos especialistas internacionales que han utilizado GliSODin en sus pacientes coinciden en que este suplemento representa un apoyo eficaz para quienes buscan una protección integral frente a los efectos de la radiación solar. Más allá de prevenir el envejecimiento prematuro, también contribuye a mantener la piel en mejores condiciones para enfrentar tratamientos dermatológicos y procedimientos estéticos, potenciando sus resultados. Una innovación que no reemplaza el uso de protector solar, pero que sí lo complementa, ofreciendo una capa extra de cuidado. Un estudio realizado en Japón comprobó que tomar diariamente GliSODin® ayuda a que la piel se vuelva más resistente frente a los rayos UV. Después de 8 semanas, quienes consumieron este suplemento presentaron menos enrojecimiento y mayor tolerancia al sol, gracias a su acción antioxidante. GliSODin® apoya la fotoprotección interna y complementa el uso de fotoprotectores tópicos.. En países como Chile, donde los índices de radiación ultravioleta están entre los más altos del mundo, esta estrategia se perfila como un aliado clave para proteger la piel de manera integral: con fotoprotector hábitos saludables y suplementos antioxidantes que refuercen nuestras defensas naturales.
El cáncer de mama es una de las principales causas de muerte de mujeres en Chile, con cerca de 5.000 nuevos diagnósticos y más de 2.000 muertes al año. La detección temprana es crucial para un tratamiento exitoso. Sin embargo, un reciente estudio arroja un dato preocupante: seis de cada diez mujeres mayores de 40 años no se realizan la mamografía anual. ¿La razón? La principal excusa es la falta de tiempo. Para detallar, las responsabilidades laborales, el cuidado de los hijos y las tareas domésticas son las principales razones por las que muchas mujeres postergan su salud, según revelaron las consultadas.La vida siempre te lleva a lo urgente, sobre todo en las mujeres. Todo es más importante que uno... y me pillaron un cáncer en etapa 3, cuando podría haber sido en etapa 1, relató Magdalena Urzúa, una paciente diagnosticada tardíamente. Esta realidad es confirmada por la matrona Valentina Hormazábal, quien subraya queuna detección precoz es fundamental para realizar un tratamiento oportuno. Por su parte, Beatriz Palma, creadora de una terapia de prótesis externas para pacientes con cáncer de mama, señala que muchas mujeres llegan tarde al diagnóstico por la misma razón:No, es que los niños, el supermercado... siempre la priorización no estaba en uno. Actualmente, la ley chilena facilita el acceso a este examen preventivo. Las mujeres de entre 50 y 69 años tienen derecho a una mamografía gratuita cada dos años, sin necesidad de orden médica. Además, la legislación otorga medio día de permiso laboral para realizarse el examen, un beneficio que muchas aún no utilizan, lo que refuerza la idea de que la postergación no solo se debe a barreras de acceso, sino a una falta de priorización del autocuidado en la vida diaria.
Beber agua es uno de esos gestos tan cotidianos que rara vez pensamos en sus efectos más allá de calmar la sed. Sin embargo, un equipo de investigadores de la Liverpool John Moores University descubrió que la hidratación tiene un papel directo en la forma en que el cuerpo responde al estrés. Sus resultados, publicados en Journal of Applied Physiology en agosto de 2025, muestran que las personas con bajo consumo diario de líquidos presentan una reacción hormonal mucho más intensa ante situaciones estresantes. El estudio se centró en el cortisol, conocido como la hormona del estrés. Tener picos ocasionales de esta sustancia es normal, pero niveles excesivos y frecuentes están vinculados a mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y depresión. Lo que ahora sabemos con mayor claridad es que algo tan simple como beber poca agua puede amplificar esas subidas de cortisol. Para llegar a esta conclusión, los científicos siguieron a 32 adultos sanos, seleccionados de entre más de 60 voluntarios. Los dividieron en dos grupos: uno con bajo consumo de líquidos (menos de 1,5 litros diarios) y otro con ingestas acordes a las recomendaciones (2 litros para mujeres y 2,5 litros para hombres). Tras una semana controlando sus hábitos, pusieron a prueba su resistencia al estrés con un experimento ya clásico en psicología. Una entrevista falsa y un cálculo mental: así se mide el estrés Para provocar una reacción controlada, los investigadores recurrieron al Trier Social Stress Test, un protocolo que simula experiencias cotidianas de presión. Los participantes debían enfrentarse a una entrevista laboral ficticia y resolver problemas matemáticos de cabeza frente a un jurado. Aunque pueda sonar sencillo, este método es reconocido por generar ansiedad y activar con fiabilidad la respuesta fisiológica del estrés. Durante la prueba, ambos grupos mostraron un aumento de la frecuencia cardíaca y de la ansiedad percibida. Sin embargo, las diferencias se hicieron visibles al medir la saliva: solo el grupo con bajo consumo de líquidos liberó un incremento significativo de cortisol. En promedio, su respuesta hormonal fue más de un 50 % superior a la del grupo mejor hidratado. Curiosamente, los participantes con menor ingesta de agua no declararon sentirse más sedientos, pero sus muestras de orina eran más oscuras y concentradas, una señal clara de que su organismo estaba en un estado de hidratación deficiente. Esto confirma que el cuerpo puede estar deshidratado aunque no lo percibamos conscientemente. El papel oculto de la vasopresina Para comprender el vínculo entre agua y estrés, los científicos observaron otro actor clave: la vasopresina, una hormona que regula la retención de líquidos en los riñones. Cuando el cuerpo detecta que falta agua, libera vasopresina para conservarla, pero esto no ocurre sin consecuencias. Además de actuar sobre los riñones, la vasopresina también estimula el hipotálamo, el centro cerebral que regula el estrés. Esa doble función significa que, en condiciones de deshidratación, el organismo no solo trabaja más para conservar agua, sino que también intensifica la liberación de cortisol. Es decir, la falta de líquidos puede poner en marcha un círculo vicioso donde el cuerpo sufre más estrés del necesario. Los investigadores señalan que, a largo plazo, esta sobrecarga hormonal podría debilitar órganos y sistemas : desde el corazón y los vasos sanguíneos, hasta el metabolismo y la salud mental. Por eso, insisten en la importancia de atender las recomendaciones oficiales de ingesta de líquidos diarias. Los datos del estudio no dejan lugar a dudas. El grupo de bajo consumo, con 1,3 litros diarios en promedio, presentó un aumento de cortisol tras el test de estrés de 6,2 nmol/L. En contraste, el grupo de alto consumo, que bebía 4,4 litros diarios, mostró solo un incremento de 4,0 nmol/L. Más allá de las cifras, lo relevante es que los investigadores observaron una correlación clara entre el estado de hidratación y la intensidad de la respuesta hormonal. Cuanto más concentrada y oscura era la orina de los participantes, mayor era el pico de cortisol. La relación fue tan sólida que alcanzó un coeficiente de correlación de R = 0,7 (P < 0.001), un valor estadísticamente muy significativo. Estos hallazgos refuerzan la idea de que la hidratación no es solo un asunto de bienestar momentáneo, sino un factor que puede influir directamente en la salud a largo plazo. Mantener un buen equilibrio de líquidos en el organismo podría ser una estrategia sencilla pero poderosa para reducir la vulnerabilidad ante el estrés. Más que sed: una cuestión de salud pública El estudio también destierra la idea de que basta con “beber cuando se tiene sed”. De hecho, el grupo menos hidratado no reportó sentirse más sediento, a pesar de que sus muestras biológicas mostraban lo contrario. Esto sugiere que confiar únicamente en la sensación de sed puede no ser suficiente para garantizar una buena hidratación. Por eso, los expertos recuerdan que la orina clara o ligeramente amarilla es uno de los indicadores más sencillos para evaluar si estamos bien hidratados. Además, recomiendan adaptar el consumo de agua a las circunstancias: en días calurosos, durante el ejercicio físico o en momentos de mucho trabajo intelectual, las necesidades de líquidos suelen aumentar. El mensaje es claro: hidratarse es también una forma de prevención. Beber suficiente agua cada día no solo ayuda a mantener el equilibrio físico, sino que puede tener un impacto duradero en la forma en que el cuerpo y la mente enfrentan el estrés cotidiano. Agua contra el estrés: lo que podemos aprender Aunque los investigadores subrayan que harán falta más estudios a largo plazo, los resultados ya ofrecen una lección práctica: mantener una botella de agua cerca podría ser tan importante como dormir bien o alimentarse de forma equilibrada. El profesor Neil Walsh, fisiólogo de la Universidad John Moores de Liverpool y líder del equipo, lo resume con sencillez: Estar hidratado puede ayudar a tu cuerpo a manejar el estrés de manera más efectiva. Esto cobra especial sentido en contextos de alta presión, como una presentación laboral, un examen o un día cargado de responsabilidades. En un mundo donde el estrés crónico se ha convertido en un enemigo silencioso, esta investigación aporta un recordatorio poderoso: algo tan básico como beber agua puede marcar la diferencia en cómo vivimos el día a día y en la salud de los años futuros.
En una jornada histórica para el sistema de salud público de Antofagasta, un equipo de otorrinolaringología del Hospital Regional realizó tres cirugías de alta complejidad, hasta ahora inéditas en la zona. Estos procedimientos, liderados por el especialista en laringología Pedro Cortés, lograron devolver la voz a pacientes que habían esperado por años una solución a sus afecciones. Uno de los casos más impactantes fue el de una profesora de 52 años que, tras una cirugía de tiroides, perdió la movilidad de una de sus cuerdas vocales. Su voz, débil y susurrada, le impedía realizar su labor educativa con normalidad. Para solucionar este problema, el equipo médico le practicó una tiroplastia de medialización. “La paciente llevaba mucho tiempo con terapia fonoaudiológica sin éxito. Esta cirugía consiste en acercar la cuerda vocal paralizada a la que sí funciona mediante una prótesis externa”, explicó el doctor Cristóbal Chávez, otorrinolaringólogo del hospital. La intervención, realizada con la paciente despierta para asegurar el ajuste perfecto de la prótesis, no solo mejoró su voz, sino que también representó un ahorro significativo para el sistema público, al reducir la necesidad de terapias a largo plazo. Otro paciente intervenido fue un hombre de entre 55 y 60 años que, tras un accidente, sufrió una fractura laríngea. Esta lesión generó una cicatriz interna que inmovilizó sus cuerdas vocales, dificultando su capacidad de hablar. El equipo le realizó una resección de sinequia cordal, liberando el tejido cicatricial e insertando un injerto para evitar que las cuerdas volvieran a unirse. Este procedimiento, pionero en la región, abre una nueva esperanza para otros pacientes con secuelas de traumas similares. El tercer caso abordó la cirugía de una paciente trans que buscaba alinear su voz con su identidad de género. Mediante una glotoplastia, conocida como cirugía de feminización vocal, se acortaron sus cuerdas vocales para elevar la frecuencia de su voz. Además, se le realizó una condroplastia tiroidea para modificar el cartílago de la “manzana de Adán”, logrando un tono de voz más agudo y armónico con su identidad. La inclusión de esta cirugía en la lista de espera del hospital refleja una visión más inclusiva y empática por parte de la institución. Estas intervenciones no solo transformaron la vida de los pacientes, sino que también dejaron un legado de conocimiento en la región. El doctor Chávez afirmó que, gracias a la colaboración con el especialista Pedro Cortés, el equipo local ahora tiene la capacidad y las herramientas para replicar estos procedimientos. Se estima que al menos quince pacientes en lista de espera podrán beneficiarse de estas técnicas en el futuro sin tener que ser derivados a la capital. Finalmente, el director del Hospital Regional de Antofagasta, doctor Antonio Zapata, celebró la iniciativa y destacó la importancia de la innovación en la atención de salud. “Queremos agradecer la visita del doctor Pedro Cortés y el trabajo de nuestros especialistas. Como hospital, buscamos siempre innovar y traer nuevas técnicas que beneficien a nuestros usuarios y usuarias”, declaró.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año cerca de 727 mil personas mueren por suicidio, situándolo como una de las principales causas de muerte en la juventud. En 2021 fue la tercera causa de fallecimiento en jóvenes de 15 a 29 años a nivel global y, en Chile, ocupa el segundo lugar en ese mismo rango etario. Aunque suele asociarse a países desarrollados, el 73% de los suicidios ocurren en naciones de ingresos bajos y medios. La Dra. María Fernanda Vidal, académica de la Universidad de Antofagasta y psiquiatra del Hospital Clínico Universitario, explica que “la conducta suicida es la expresión de un profundo malestar, donde la persona percibe que terminar con su vida es la única salida”. Entre los principales factores de riesgo menciona depresión, ansiedad, consumo problemático de drogas, ausencia de redes de apoyo, acoso escolar, problemas económicos o enfermedades crónicas. Respecto a las señales de alerta, subraya cambios de conducta, expresiones de desesperanza, intentos previos, aislamiento social o despedidas inusuales. “Toda manifestación de querer morir debe tomarse en serio, incluso cuando parece un llamado de atención”, enfatiza. Para la especialista, la prevención requiere un trabajo conjunto de familia, escuelas, universidades, trabajo y medios. En Chile existen herramientas como la línea telefónica 4141 y programas nacionales de intervención. No obstante, advierte la falta de especialistas en regiones, destacando el rol de la UA en la formación de psiquiatras y en la atención de pacientes en su hospital clínico. “La detección temprana y la acción oportuna salvan vidas. Prevenir el suicidio es tarea de toda la sociedad”, concluye la Dra. Vidal.
Usar protector solar a diario es y seguirá siendo la medida más eficaz para cuidar nuestra piel del envejecimiento prematuro, las manchas y las enfermedades asociadas a la sobreexposición de radiación UV. Sin embargo, en los últimos años la dermatología ha comenzado a mirar más allá de la aplicación tópica y ha incorporado un nuevo aliado,que no reemplaza la fotoprotección pero si la potencia: la fotoprotección oral, un concepto que busca reforzar las defensas de la piel desde el interior. Se trata de suplementos antioxidantes que actúan desde el interior del organismo, reforzando la capacidad natural de la piel para defenderse frente a los factores externos, como la radiación UV, que aumentan drásticamente la producción de radicales libres, moléculas inestables producidas naturalmente en nuestro cuerpo que pueden causar daño oxidativo a nuestras células, acelerando el envejecimiento y aumentando el riesgo de enfermedades. Los radicales libres y el estrés oxidativo: un enemigo silencioso Cuando factores externos, como la sobreexposición al sol, la contaminación, el cigarro y el alcohol, generan un exceso de radicales libres en nuestro cuerpo y los antioxidantes naturales no pueden contrarrestarlos aparece el llamado estrés oxidativo, desequilibrio que daña células y tejidos. Este daño se asocia con el deterioro de la piel, inflamación crónica, cáncer y diversas enfermedades. Para combatir este daño, nuestro organismo produce superóxido dismutasa (SOD), una enzima antioxidante vital que protege a las células. El problema surge cuando el estrés oxidativo supera la capacidad de defensa del cuerpo y no producimos suficiente de esta enzima, dejando la piel más expuesta. En este escenario, GliSODin se ha posicionado como un referente: un suplemento que contiene SOD y ayuda a neutralizar los radicales libres, principales responsables del daño celular ocasionado por la exposición a los rayos UV. “ Una molécula de SOD puede neutralizar hasta un millón de radicales libres, mientras que una molécula de vitamina C solo actúa frente a uno. Esa diferencia explica su potencia y por qué hoy se considera un complemento tan interesante en dermatología”, explica la dermatóloga [vocera]. GliSODin: un refuerzo desde el interior Mientras el fotoprotector protege de forma externa, GliSODin complementa esa defensa desde dentro, ayudando a que la piel se mantenga más fuerte y saludable frente a la radiación. “Al tratar la piel desde adentro hacia afuera, apoyamos su estructura y función natural, lo que se traduce en mejores resultados y más duraderos en los tratamientos dermatológicos”, destaca la Dra. Doris Day dermatóloga certificada por La Junta Dermatológica de Nueva York. Así como la Dra. Day, muchos especialistas internacionales que han utilizado GliSODin en sus pacientes coinciden en que este suplemento representa un apoyo eficaz para quienes buscan una protección integral frente a los efectos de la radiación solar. Más allá de prevenir el envejecimiento prematuro, también contribuye a mantener la piel en mejores condiciones para enfrentar tratamientos dermatológicos y procedimientos estéticos, potenciando sus resultados. Una innovación que no reemplaza el uso de protector solar, pero que sí lo complementa, ofreciendo una capa extra de cuidado. Un estudio realizado en Japón comprobó que tomar diariamente GliSODin® ayuda a que la piel se vuelva más resistente frente a los rayos UV. Después de 8 semanas, quienes consumieron este suplemento presentaron menos enrojecimiento y mayor tolerancia al sol, gracias a su acción antioxidante. GliSODin® apoya la fotoprotección interna y complementa el uso de fotoprotectores tópicos.. En países como Chile, donde los índices de radiación ultravioleta están entre los más altos del mundo, esta estrategia se perfila como un aliado clave para proteger la piel de manera integral: con fotoprotector hábitos saludables y suplementos antioxidantes que refuercen nuestras defensas naturales.
El cáncer de mama es una de las principales causas de muerte de mujeres en Chile, con cerca de 5.000 nuevos diagnósticos y más de 2.000 muertes al año. La detección temprana es crucial para un tratamiento exitoso. Sin embargo, un reciente estudio arroja un dato preocupante: seis de cada diez mujeres mayores de 40 años no se realizan la mamografía anual. ¿La razón? La principal excusa es la falta de tiempo. Para detallar, las responsabilidades laborales, el cuidado de los hijos y las tareas domésticas son las principales razones por las que muchas mujeres postergan su salud, según revelaron las consultadas.La vida siempre te lleva a lo urgente, sobre todo en las mujeres. Todo es más importante que uno... y me pillaron un cáncer en etapa 3, cuando podría haber sido en etapa 1, relató Magdalena Urzúa, una paciente diagnosticada tardíamente. Esta realidad es confirmada por la matrona Valentina Hormazábal, quien subraya queuna detección precoz es fundamental para realizar un tratamiento oportuno. Por su parte, Beatriz Palma, creadora de una terapia de prótesis externas para pacientes con cáncer de mama, señala que muchas mujeres llegan tarde al diagnóstico por la misma razón:No, es que los niños, el supermercado... siempre la priorización no estaba en uno. Actualmente, la ley chilena facilita el acceso a este examen preventivo. Las mujeres de entre 50 y 69 años tienen derecho a una mamografía gratuita cada dos años, sin necesidad de orden médica. Además, la legislación otorga medio día de permiso laboral para realizarse el examen, un beneficio que muchas aún no utilizan, lo que refuerza la idea de que la postergación no solo se debe a barreras de acceso, sino a una falta de priorización del autocuidado en la vida diaria.
Beber agua es uno de esos gestos tan cotidianos que rara vez pensamos en sus efectos más allá de calmar la sed. Sin embargo, un equipo de investigadores de la Liverpool John Moores University descubrió que la hidratación tiene un papel directo en la forma en que el cuerpo responde al estrés. Sus resultados, publicados en Journal of Applied Physiology en agosto de 2025, muestran que las personas con bajo consumo diario de líquidos presentan una reacción hormonal mucho más intensa ante situaciones estresantes. El estudio se centró en el cortisol, conocido como la hormona del estrés. Tener picos ocasionales de esta sustancia es normal, pero niveles excesivos y frecuentes están vinculados a mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y depresión. Lo que ahora sabemos con mayor claridad es que algo tan simple como beber poca agua puede amplificar esas subidas de cortisol. Para llegar a esta conclusión, los científicos siguieron a 32 adultos sanos, seleccionados de entre más de 60 voluntarios. Los dividieron en dos grupos: uno con bajo consumo de líquidos (menos de 1,5 litros diarios) y otro con ingestas acordes a las recomendaciones (2 litros para mujeres y 2,5 litros para hombres). Tras una semana controlando sus hábitos, pusieron a prueba su resistencia al estrés con un experimento ya clásico en psicología. Una entrevista falsa y un cálculo mental: así se mide el estrés Para provocar una reacción controlada, los investigadores recurrieron al Trier Social Stress Test, un protocolo que simula experiencias cotidianas de presión. Los participantes debían enfrentarse a una entrevista laboral ficticia y resolver problemas matemáticos de cabeza frente a un jurado. Aunque pueda sonar sencillo, este método es reconocido por generar ansiedad y activar con fiabilidad la respuesta fisiológica del estrés. Durante la prueba, ambos grupos mostraron un aumento de la frecuencia cardíaca y de la ansiedad percibida. Sin embargo, las diferencias se hicieron visibles al medir la saliva: solo el grupo con bajo consumo de líquidos liberó un incremento significativo de cortisol. En promedio, su respuesta hormonal fue más de un 50 % superior a la del grupo mejor hidratado. Curiosamente, los participantes con menor ingesta de agua no declararon sentirse más sedientos, pero sus muestras de orina eran más oscuras y concentradas, una señal clara de que su organismo estaba en un estado de hidratación deficiente. Esto confirma que el cuerpo puede estar deshidratado aunque no lo percibamos conscientemente. El papel oculto de la vasopresina Para comprender el vínculo entre agua y estrés, los científicos observaron otro actor clave: la vasopresina, una hormona que regula la retención de líquidos en los riñones. Cuando el cuerpo detecta que falta agua, libera vasopresina para conservarla, pero esto no ocurre sin consecuencias. Además de actuar sobre los riñones, la vasopresina también estimula el hipotálamo, el centro cerebral que regula el estrés. Esa doble función significa que, en condiciones de deshidratación, el organismo no solo trabaja más para conservar agua, sino que también intensifica la liberación de cortisol. Es decir, la falta de líquidos puede poner en marcha un círculo vicioso donde el cuerpo sufre más estrés del necesario. Los investigadores señalan que, a largo plazo, esta sobrecarga hormonal podría debilitar órganos y sistemas : desde el corazón y los vasos sanguíneos, hasta el metabolismo y la salud mental. Por eso, insisten en la importancia de atender las recomendaciones oficiales de ingesta de líquidos diarias. Los datos del estudio no dejan lugar a dudas. El grupo de bajo consumo, con 1,3 litros diarios en promedio, presentó un aumento de cortisol tras el test de estrés de 6,2 nmol/L. En contraste, el grupo de alto consumo, que bebía 4,4 litros diarios, mostró solo un incremento de 4,0 nmol/L. Más allá de las cifras, lo relevante es que los investigadores observaron una correlación clara entre el estado de hidratación y la intensidad de la respuesta hormonal. Cuanto más concentrada y oscura era la orina de los participantes, mayor era el pico de cortisol. La relación fue tan sólida que alcanzó un coeficiente de correlación de R = 0,7 (P < 0.001), un valor estadísticamente muy significativo. Estos hallazgos refuerzan la idea de que la hidratación no es solo un asunto de bienestar momentáneo, sino un factor que puede influir directamente en la salud a largo plazo. Mantener un buen equilibrio de líquidos en el organismo podría ser una estrategia sencilla pero poderosa para reducir la vulnerabilidad ante el estrés. Más que sed: una cuestión de salud pública El estudio también destierra la idea de que basta con “beber cuando se tiene sed”. De hecho, el grupo menos hidratado no reportó sentirse más sediento, a pesar de que sus muestras biológicas mostraban lo contrario. Esto sugiere que confiar únicamente en la sensación de sed puede no ser suficiente para garantizar una buena hidratación. Por eso, los expertos recuerdan que la orina clara o ligeramente amarilla es uno de los indicadores más sencillos para evaluar si estamos bien hidratados. Además, recomiendan adaptar el consumo de agua a las circunstancias: en días calurosos, durante el ejercicio físico o en momentos de mucho trabajo intelectual, las necesidades de líquidos suelen aumentar. El mensaje es claro: hidratarse es también una forma de prevención. Beber suficiente agua cada día no solo ayuda a mantener el equilibrio físico, sino que puede tener un impacto duradero en la forma en que el cuerpo y la mente enfrentan el estrés cotidiano. Agua contra el estrés: lo que podemos aprender Aunque los investigadores subrayan que harán falta más estudios a largo plazo, los resultados ya ofrecen una lección práctica: mantener una botella de agua cerca podría ser tan importante como dormir bien o alimentarse de forma equilibrada. El profesor Neil Walsh, fisiólogo de la Universidad John Moores de Liverpool y líder del equipo, lo resume con sencillez: Estar hidratado puede ayudar a tu cuerpo a manejar el estrés de manera más efectiva. Esto cobra especial sentido en contextos de alta presión, como una presentación laboral, un examen o un día cargado de responsabilidades. En un mundo donde el estrés crónico se ha convertido en un enemigo silencioso, esta investigación aporta un recordatorio poderoso: algo tan básico como beber agua puede marcar la diferencia en cómo vivimos el día a día y en la salud de los años futuros.
En una jornada histórica para el sistema de salud público de Antofagasta, un equipo de otorrinolaringología del Hospital Regional realizó tres cirugías de alta complejidad, hasta ahora inéditas en la zona. Estos procedimientos, liderados por el especialista en laringología Pedro Cortés, lograron devolver la voz a pacientes que habían esperado por años una solución a sus afecciones. Uno de los casos más impactantes fue el de una profesora de 52 años que, tras una cirugía de tiroides, perdió la movilidad de una de sus cuerdas vocales. Su voz, débil y susurrada, le impedía realizar su labor educativa con normalidad. Para solucionar este problema, el equipo médico le practicó una tiroplastia de medialización. “La paciente llevaba mucho tiempo con terapia fonoaudiológica sin éxito. Esta cirugía consiste en acercar la cuerda vocal paralizada a la que sí funciona mediante una prótesis externa”, explicó el doctor Cristóbal Chávez, otorrinolaringólogo del hospital. La intervención, realizada con la paciente despierta para asegurar el ajuste perfecto de la prótesis, no solo mejoró su voz, sino que también representó un ahorro significativo para el sistema público, al reducir la necesidad de terapias a largo plazo. Otro paciente intervenido fue un hombre de entre 55 y 60 años que, tras un accidente, sufrió una fractura laríngea. Esta lesión generó una cicatriz interna que inmovilizó sus cuerdas vocales, dificultando su capacidad de hablar. El equipo le realizó una resección de sinequia cordal, liberando el tejido cicatricial e insertando un injerto para evitar que las cuerdas volvieran a unirse. Este procedimiento, pionero en la región, abre una nueva esperanza para otros pacientes con secuelas de traumas similares. El tercer caso abordó la cirugía de una paciente trans que buscaba alinear su voz con su identidad de género. Mediante una glotoplastia, conocida como cirugía de feminización vocal, se acortaron sus cuerdas vocales para elevar la frecuencia de su voz. Además, se le realizó una condroplastia tiroidea para modificar el cartílago de la “manzana de Adán”, logrando un tono de voz más agudo y armónico con su identidad. La inclusión de esta cirugía en la lista de espera del hospital refleja una visión más inclusiva y empática por parte de la institución. Estas intervenciones no solo transformaron la vida de los pacientes, sino que también dejaron un legado de conocimiento en la región. El doctor Chávez afirmó que, gracias a la colaboración con el especialista Pedro Cortés, el equipo local ahora tiene la capacidad y las herramientas para replicar estos procedimientos. Se estima que al menos quince pacientes en lista de espera podrán beneficiarse de estas técnicas en el futuro sin tener que ser derivados a la capital. Finalmente, el director del Hospital Regional de Antofagasta, doctor Antonio Zapata, celebró la iniciativa y destacó la importancia de la innovación en la atención de salud. “Queremos agradecer la visita del doctor Pedro Cortés y el trabajo de nuestros especialistas. Como hospital, buscamos siempre innovar y traer nuevas técnicas que beneficien a nuestros usuarios y usuarias”, declaró.