Comer lentamente no solo te ayuda a disfrutar más cada bocado; es un camino hacia una mejor digestión y satisfacción. Beneficios de reducir la velocidad: Al comer despacio mejoramos nuestra digestión y potenciamos la sensación de saciedad. Además, disminuye la «tasa de ingesta» – es decir, la cantidad de alimento consumido por minuto – lo que puede significar menos calorías ingeridas y una mayor apreciación de los sabores. Ocho trucos para comer pausadamente: Sin distracciones: aleja el celular y apaga la televisión para centrarte en cada bocado y evitar comer a toda velocidad. Usa la mano no dominante: un simple cambio de manos puede enlentecer tus movimientos y hacer que te tome más tiempo llegar con cada bocado a tu boca. Posa los cubiertos: dejar los cubiertos sobre la mesa después de cada bocado, corta el ciclo de comer sin pausa. Ajusta las porciones: sirve raciones adecuadas. Ni muy pequeñas que hagan que te apures para servirte más, ni tan abundantes que sientas prisa por terminar. Elige texturas desafiantes: alimentos más duros requieren ingerir bocados más pequeños y suponen más tiempo de masticación. Cubiertos inteligentes: estos utensilios te avisan mediante luces o vibración si se está comiendo demasiado rápido. Sí, existen – el futuro es hoy. Prueba con palillos: cambiar los cubiertos habituales por palillos puede ser un divertido desafío que disminuye la ingesta. Evita usar los dedos: comer con utensilios siempre será más lento que con las manos. Comer lentamente es un arte que beneficia tanto a la mente como al cuerpo. Incorporar estos simples trucos puede transformar tu alimentación en un acto de salud y placer. Anímate a ralentizar, a degustar y a conectarte más con cada comida. Tu cuerpo te lo agradecerá con una digestión más eficiente y una mayor sensación de plenitud. ¡Buen provecho!
El pan, elemento fundamental en la alimentación chilena, se posiciona como un pilar indiscutible en la mesa de las familias del país. Según un estudio de Elige Vivir Sano publicado en 2021, las familias consumen en promedio 5,3 kilos de pan a la semana, lo que se traduce en unos 17,5 kilos al mes en un hogar de 3,3 personas. Si bien el pan es un ingrediente clave en las onces y desayunos para muchos chilenos, su impacto en la salud ha generado cierta controversia. Es innegable que este alimento, delicioso para muchos, suele ser restringido por los especialistas cuando se busca controlar el peso, dado que es principalmente un carbohidrato, a menudo derivado de harina refinada y, en algunos casos, con alto contenido de grasa. Los carbohidratos, fundamentales como fuente de energía, pueden tener diferentes efectos según su tipo. El pan blanco, al ser un carbohidrato simple de rápida absorción, se convierte velozmente en azúcar en el torrente sanguíneo, lo que puede tener implicaciones en los niveles de glucosa. Por otro lado, el pan multigrano, rico en fibras, hierro y magnesio, ofrece beneficios que mantienen niveles de energía y proporcionan una sensación de saciedad más duradera. Nuevas investigaciones sugieren que reducir la cantidad total de carbohidratos en la dieta podría ser una estrategia eficaz para perder peso. Esta medida, según expertos, supera la simple reducción de porciones, ya que también puede contribuir a la disminución del peso en agua, conocido como edema, asociado a la retención de líquidos. Un estudio de la Universidad Tecnológica de Massachusetts destaca la importancia de los carbohidratos en el estado de ánimo, señalando que su eliminación completa puede afectar la regulación de la serotonina, la hormona responsable del buen ánimo y la regulación del apetito. Expertos comparan la eliminación de carbohidratos con privar a alguien de agua en medio del desierto, indicando que estos actúan como untranquilizante natural. En el caso específico de personas en el espectro diabético, la eliminación del pan podría llevar a una mejora en los valores sanguíneo s, según el Dr. Sten Ekberg. Especialistas sugieren que la elección entre pan blanco o integral puede marcar la diferencia en la digestión y en la regulación de los niveles de glucosa en la sangre, un factor de riesgo para enfermedades como la diabetes.
Comer lentamente no solo te ayuda a disfrutar más cada bocado; es un camino hacia una mejor digestión y satisfacción. Beneficios de reducir la velocidad: Al comer despacio mejoramos nuestra digestión y potenciamos la sensación de saciedad. Además, disminuye la «tasa de ingesta» – es decir, la cantidad de alimento consumido por minuto – lo que puede significar menos calorías ingeridas y una mayor apreciación de los sabores. Ocho trucos para comer pausadamente: Sin distracciones: aleja el celular y apaga la televisión para centrarte en cada bocado y evitar comer a toda velocidad. Usa la mano no dominante: un simple cambio de manos puede enlentecer tus movimientos y hacer que te tome más tiempo llegar con cada bocado a tu boca. Posa los cubiertos: dejar los cubiertos sobre la mesa después de cada bocado, corta el ciclo de comer sin pausa. Ajusta las porciones: sirve raciones adecuadas. Ni muy pequeñas que hagan que te apures para servirte más, ni tan abundantes que sientas prisa por terminar. Elige texturas desafiantes: alimentos más duros requieren ingerir bocados más pequeños y suponen más tiempo de masticación. Cubiertos inteligentes: estos utensilios te avisan mediante luces o vibración si se está comiendo demasiado rápido. Sí, existen – el futuro es hoy. Prueba con palillos: cambiar los cubiertos habituales por palillos puede ser un divertido desafío que disminuye la ingesta. Evita usar los dedos: comer con utensilios siempre será más lento que con las manos. Comer lentamente es un arte que beneficia tanto a la mente como al cuerpo. Incorporar estos simples trucos puede transformar tu alimentación en un acto de salud y placer. Anímate a ralentizar, a degustar y a conectarte más con cada comida. Tu cuerpo te lo agradecerá con una digestión más eficiente y una mayor sensación de plenitud. ¡Buen provecho!
El pan, elemento fundamental en la alimentación chilena, se posiciona como un pilar indiscutible en la mesa de las familias del país. Según un estudio de Elige Vivir Sano publicado en 2021, las familias consumen en promedio 5,3 kilos de pan a la semana, lo que se traduce en unos 17,5 kilos al mes en un hogar de 3,3 personas. Si bien el pan es un ingrediente clave en las onces y desayunos para muchos chilenos, su impacto en la salud ha generado cierta controversia. Es innegable que este alimento, delicioso para muchos, suele ser restringido por los especialistas cuando se busca controlar el peso, dado que es principalmente un carbohidrato, a menudo derivado de harina refinada y, en algunos casos, con alto contenido de grasa. Los carbohidratos, fundamentales como fuente de energía, pueden tener diferentes efectos según su tipo. El pan blanco, al ser un carbohidrato simple de rápida absorción, se convierte velozmente en azúcar en el torrente sanguíneo, lo que puede tener implicaciones en los niveles de glucosa. Por otro lado, el pan multigrano, rico en fibras, hierro y magnesio, ofrece beneficios que mantienen niveles de energía y proporcionan una sensación de saciedad más duradera. Nuevas investigaciones sugieren que reducir la cantidad total de carbohidratos en la dieta podría ser una estrategia eficaz para perder peso. Esta medida, según expertos, supera la simple reducción de porciones, ya que también puede contribuir a la disminución del peso en agua, conocido como edema, asociado a la retención de líquidos. Un estudio de la Universidad Tecnológica de Massachusetts destaca la importancia de los carbohidratos en el estado de ánimo, señalando que su eliminación completa puede afectar la regulación de la serotonina, la hormona responsable del buen ánimo y la regulación del apetito. Expertos comparan la eliminación de carbohidratos con privar a alguien de agua en medio del desierto, indicando que estos actúan como untranquilizante natural. En el caso específico de personas en el espectro diabético, la eliminación del pan podría llevar a una mejora en los valores sanguíneo s, según el Dr. Sten Ekberg. Especialistas sugieren que la elección entre pan blanco o integral puede marcar la diferencia en la digestión y en la regulación de los niveles de glucosa en la sangre, un factor de riesgo para enfermedades como la diabetes.